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LAS REUNIONES DE AMIGOS, LA PESADILLA CONTEMPORÁNEA.



Hay una frase de Baltasar Gracián que siempre me ha gustado mucho, es mas o menos como: “Triste cosa es no tener amigos, pero más triste debe ser no tener enemigos, porque quien enemigos no tenga, señal de que no tiene: ni talento que haga sombra, ni valor que le teman, ni honra que le murmuren, ni bienes que le codicien, ni cosa buena que le envidien”. Muy estimulante a la hora de sentirnos especiales en este mundo de hiperconsumo en donde hay apariencia de “amistad” determinada por la posición económica y social. Sin embargo, creo que me gustaría contarte de otra persona especial para redondear mi idea.


Existió en la historia un ser que siempre me ha parecido fascinante desde todos los ángulos porque era de la aristocracia, capitán en la Armada, intrigador profesional, estuvo preso, perteneció a un ejercito rebelde en el llamado Asalto a parís y sus últimos años los dedicó a hacer el amor. Se llamaba François de La Rochefoucauld y sus reflexiones sobre la amistad y la vida en general, me parecen precisas (y muy divertidas), de ese modo, para redondear mi idea, Rochefoucauld dijo: “Si quieres tener enemigos, supera a tus amigos; si quieres tener amigos, deja que tus amigos te superen”. Es maravillosa esa definición porque es realista, se aleja de la cursilería actual tipo canción de “enanitos verdes” o de Roberto Carlos. La suya, obedece a una de sus Máximas Morales. La amistad pues no es mas que una apariencia de virtud.


La amistad es una puja que presiona a todo el mundo, es el escenario mas duro para demostrarle a otros que podemos estar en su nivel, en ese litigio en el que ambas partes piensan lo mismo, la virtud y la sinceridad pasan a un segundo plano. ¡amistades no existen! Diría yo en un primer golpe. A nadie le gusta ver al otro mejor que uno aunque le agrade sí, mas bien, verlo peor que uno. Existen muchos disfraces pero el sentimiento siempre estará ahí: la envidia.


¿Cómo es una reunión de amigos contemporánea?


Te invita a su casa tu mejor amiga, la que se graduó contigo de la universidad. La escudera perfecta en tus años mas amables -en donde la única preocupación era tirar, estudiar y embriagarse- te presentas tú, muy linda, con el mejor vestido y la ilusión de pasar un rato agradable. Entras al reinado del horror y la apariencia, tu amiga ya no es tu amiga, desde hace mucho es tu feroz competidora, en silencio se muerde la vida viendo tus fotos viajando, enamorada, trabajando, básicamente todo lo superficial que se considera como “felicidad” actualmente.


Ahí en el teatro del horror está el resto de amistades, cada una cargada de un discurso distinto hiriente, superficial y postizo. Creo que todos hemos oído la siguiente frase “­–Mira, te presento a mi novio, tiene 23 años y es el delegado de las Naciones Unidas para Latinoamérica en todo el tema que tiene que ver con el estudio de la alineación de los exoplanetas, recientemente descubiertos” “–Pues te cuento que estoy bien, actualmente soy la CEO de una firma de abogados cuya oficina principal se encuentra en Abu Dabi y exploran en Colombia opciones, sí, sé que sólo tengo 25 años pero es un reto” “–Pues ahora que acabé de hacer la primera comunión dije que debía viajar, llevo 11 países y en 15 minutos me recogen en Uber porque me voy al Kalahari pues un surafricano hermoso quiere que volemos en globo y casarnos”. Esto es horrible y solo estoy hablando de lo que tiene que padecer la mujer normal, la que vale la pena, ni hablemos de las reuniones entre viejas casadas; todas ahora llevan un perro en su cartera y ahora todas son dizque de “derecha”. ¡Qué fatal!. El arribismo ha permeado desde hace mucho a las relaciones personales y llegó para quedarse y perpetuarse. Conclusión: tú, sales aburrida de esa casa, todas son famosas y están triunfando y tú sufriendo por el Transmilenio a 2.200 pesos. ¡Mentira! Todo es una mentira prefabricada en esta sociedad que nos legaron otros arribistas. Los círculos sociales cumplen su función de verdugos y tienen a las mujeres y hombres de esta generación con depresión, con inseguridades, tanto ha mutado el asunto que ahora los “millenials” no encuentran trabajos que les agraden y los abandonan y su escape es el concepto de viajar o tatuarse por moda o mostrarse demencialmente haciendo ejercicio ¡qué presión!


Los amigos sí existen, claro, habrá la posibilidad que dos buenas personas se junten y construyan desde la sinceridad algo pero no soy optimista. Decirse “te amo” tomando vino y subiendo fotos a Instagram para decirse por escrito “te amo” no es una amistad, tampoco es sentarse a oírse las pavadas oficinistas o sentimentales cada tanto. No confundan complacencia social con amistad. Ahora bien, también creo, sin ofender a nadie, que solamente las personas tontas tienen muchos amigos, está muy bien eso de pertenecer a ese grupo de gente que está de acuerdo en tener amigos. Sin embargo, creo que uno no debe necesitar de los amigos.


Termino con otra frase que me gusta mucho, es de Bertolt Brecht: “porque no confío en él, somos amigos”.


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